sábado, 5 de junio de 2010

Concentración Medios

Muy pocas manos


La Ley de Radiodifusión 22.285 sancionada el 15 de septiembre de 1980 por la dictadura militar de Jorge Rafael Videla expresa en su artículo 45 que “Las licencias son intransferibles y se adjudicarán a una persona física o a una sociedad comercial regularmente constituida en el país.”

Esto imposibilitaba lo que hoy conocemos como multimedios. Esta concentración que hay de pocas empresas que tienen a su cargo a muchos medios. El artículo 45 además subraya requisitos y condiciones a través de incisos.

Menem asumió la presidencia el 9 de julio de 1989, tras el retiro anticipado de Raúl Alfonsín –un retiro forzado debido a la hiperinflación y los saqueos en los que estaba sumergido Argentina-. Introdujo una serie de reformas de corte neoliberal: con la aprobación de la Ley de Reforma del Estado fue autorizado a privatizar varias empresas estatales, en la forma que el lo estimara conveniente.

La modificación de la Ley de Radiodifusión mediante la supresión de algunos incisos de los artículos 43, 45 y 46, mediando decretos de necesidad y urgencia, permitieron blanquear una situación que se daba desde mediados de los ochenta, cuando algunos medios gráficos controlaban también los electrónicos nombrando testaferros. Esto permitió que se abriera el juego a los capitales extranjeros, que se invirtiera en los medios de comunicación para lavar dinero. Fue una maniobra que combinó señales de radio y de tv y que posibilitó que un mismo licenciatario tenga hasta 24 licencias en una misma zona.

El presidente Menem y sus ministros expresaron que “los medios de comunicación se privatizaban porque era inviable su financiamiento en manos del Estado y era un aporte al combate contra el déficit fiscal”.

La nueva Ley de Radiodifusión es la 26.522, se sancionó y promulgó el 10 de Octubre de 2009, pero todavía no está en funcionamiento. Esta nueva ley benefició un debate en el congreso con opiniones enfrentadas. Por su parte la senadora del ARI María Rosa Díaz sostuvo: "Hay cuatro grupos que tienen el 80 por ciento de los medios. Nosotros debemos fomentar la diversidad". En cambio la senadora de la Coalición Cívica, María Eugenia Estenssoro declaró: "Este proyecto dice que quiere terminar con los monopolios, pero habilita un solo monopolio, el del Gobierno".

Según lo indica el artículo 1, el objeto es la regulación de los servicios de comunicación audiovisual en todo el ámbito territorial de la República Argentina y el desarrollo de mecanismos destinados a la promoción, desconcentración y fomento de la competencia con fines de abaratamiento, democratización y universalización del aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

La prorroga está estipulada en el artículo 40 y es por única vez, por un plazo de diez años.

En cuanto al contenido el artículo 65 sostiene: Los servicios de radiodifusión sonora -Privados y no estatales- deberán emitir un mínimo de 70% de producción nacional, como mínimo el 30% de la música emitida deberá ser de origen nacional y deberán emitir un mínimo del 50% de producción propia que incluya noticieros o informativos locales.

En cuanto a las emisoras de titularidad de Estados provinciales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, municipios y universidades nacionales, deberán emitir un mínimo del 60% de producción local y propia, que incluya noticieros o informativos locales y un mínimo del 20% del total de la programación para difusión de contenidos educativos, culturales y de bien público.

Los servicios de radiodifusión televisiva abierta deberán emitir un mínimo del 60% de producción nacional y un mínimo del 30% de producción propia que incluya informativos locales.

Esta nueva ley busca acabar con los monopolios y la concentración de medios, con la propiedad de los medios en pocas manos. Jorge Castro afirma que hay que acabar también con la unidireccionalidad del mensaje, la escasez de producciones en el ámbito regional y la poca difusión que toman muchos trabajos de realizaciones independientes o universitarias. Terminar con la cantidad de programación que inunda las pantallas de origen foráneo, producto de las fusiones de empresas locales con multinacionales de las telecomunicaciones que imponen productos de disímil origen y rentabilidad del medio en pos de la calidad de éstos.

La prensa no es todavía lo suficientemente transparente, tal como ella exige que sean las otras instituciones. Pero con esta nueva ley de radiodifusión que no permite estos monopolios, que concentran todo, se puede llegar a lograr una transparencia. Aunque, hecha la ley, hecha la trampa.